Motos de Nieve (Snöskoter)

La primera de las actividades que teníamos en el tour eran Motos de Nieve, consistía en manejar una moto a través del bosque (2 personas por moto), tener una cena en una cabaña situada en la isla del río Torne y todo el tiempo ir viendo si podríamos ver alguna aurora boreal.

Y bueno llegamos a las 6 de la tarde a la oficina de la agencia donde nos pusimos unas tremendas botas que te sentías que no pisabas el suelo realmente, luego nos fuimos en una camioneta a la cochera donde tienen las motos, y ahí nos prestaron unos overoles con los que de plano te sientes astronauta, guantes gigantes y casco. Nos enseñaron el 1.2.3 snowmobiles y listos para la aventura.


Obviamente íbamos Moy y yo en una moto y Moy iba manejando, como a la mitad del camino se detiene el guía se baja de su moto y llega a la nuestra y nos dice "¡denme su moto!" lo primero que pensamos fue "¿qué hicimos?" pero después caímos en la cuenta de que la chava de atrás ya no venía jaja entonces él iba a regresar en nuestra moto a buscarla. Mientras nos quedamos ahí parados en la nieve y se me ocurrió hacerme a un ladito del camino pero de repente me sumí como 40 cm en la nieve osea un poco más y Moy nada más me ve desaparecer jajaja. Finalmente regresaron y seguimos nuestro camino.


Nos paramos a medio camino en el lugar más obscuro para ver si se veía alguna aurora pero nada solamente una muuuuuuy tenue pero claro un cielo estrellado súper padre. Ahí decidí quitarme mi guante para acomodarme el casco y la mano se me congeló en el instante y poco a poco sentía como los dedos de los pies estaban cada vez más fríos.

Finalmente llegamos a la cabaña donde el guía prendió fuego y empezó a calentar la cena primero calentó un como jugo de bayas muy rico y luego nos dio lo que se conoce como 'suovas' que es carne de reno ahumada y en esta ocasión estaba picada con papas, zanahorias y chícharos (poquitos hasta eso), revuelto con crema. Y ya para terminar un café aunque como iban casi puros ingleses con nosotros pues ellos tomaron té.




Luego de un buen rato ahí conviviendo era hora de emprender la huída y esta vez decidí manejar yo, digo ya estaba ahí porque no probarlo, manejarla es muy pesado, pues costaba mucho trabajo dar vueltas pero al final de cuentas lo logré y fue una experiencia inolvidable y por cierto se siente menos frío de piloto que de copiloto.



Antes de llegar nos volvimos a detener en el río congelado porque había una tenúe aurora boreal blanca, fue bonito verla porque notabas como se movía pero era demasiado tenue y pues por ejemplo la cámara realmente no la pudo captar por más que Moy se congeló las manos intentándolo. Sin embargo algo tenía que te hacía no dejar de verla esperando que se hiciera más fuerte; hasta que los ingleses morían de frío y nos arruinaron el momento cuando pidieron ya irnos.

NOTA: Es mejor manejar sin lentes porque los lentes se empañan y no te dejan ver, aunque claro terminas con las pestañas congeladas jeje.